viernes, 5 de octubre de 2018
ONGS Y GLOBALIZACIÓN.
Suerte que en este mundo egoísta
sobreviven las ONGS altruistas para salvar vidas inocentes en el Mediterráneo o
en cualquier otro punto del mundo, porque a las mafias sólo les importa ganar
dinero y a los Estados, sólo equilibrar sus presupuestos.
Veamos
el escenario desde otro punto de vista alejado de lo políticamente correcto:
-De las mafias poco podemos decir, existen porque una población sedienta en
origen desea salir del infierno al precio que sea. Y siempre que hay una
demanda, por muy peligrosa que sea y siempre que sea rentable, aparece el
negociante dispuesto a desafiar al mismísimo Dios para ofrecer el servicio y
llevarse su beneficio suculento. ¿Qué no te lo crees?, pues mira el tráfico
arriesgado y negocio multimillonario de los estupefacientes.
-Las ONGS son organizaciones no gubernamentales que se autofinancian con
donativos de cualquier procedencia y el trabajo de voluntarios para dar
múltiples servicios humanitarios a grupos necesitados en cualquier rincón del
mundo. Si no consiguen sus propósitos, todos justificamos sus limitaciones
materiales y económicas, todos lamentamos su falta de medios y todos nos
solidarizamos con sus reivindicaciones e intervenciones, y nadie cuestionará su
gestión altruista y transparente.
-Los Estados, por mucha propaganda a favor de la ayuda humanitaria a los
migrantes, por mucha ayuda logística y económica a las ONGS y por mucha
solidaridad con todos los desheredados del mundo, se deben a una jerarquía de
mando en una estratificación de poder internacional. El Estado sólo actuará
individualmente cuando vea peligrar su propia existencia como Estado. Mientras
tanto, acatará “recomendaciones” sobre su contribución a la OTAN, sobre el
rescate y acogida de los refugiados, lamentará la existencia de los malvados
dictadores, la avaricia de las mafias, la desgracia humanitaria de los
náufragos y las penurias de los refugiados. Esconderá por completo su
complicidad bélica, de saqueo, de obediencia y de silencio que han contribuido
a la anarquía en la gobernabilidad de los países de origen y a la expulsión de
su población. Es hipocresía institucional globalizada en estado puro. Pero, ¿y
si hubiese algo más?, ¿y si las ONGS fuesen un invento empresarial o de los
Estados?
Los Estados “ricos” llevan a cabo
políticas de “cooperación” en los Estados “pobres” para ayudar a los sectores
más deprimidos de la población. Esa es la idea divulgada por los medios para
crear opinión pública global. En realidad, los Estados llevan a cabo políticas
de prevención y contención contra posibles revueltas sociales y estatales que
pongan en peligro la actual estratificación mundial de los Estados, y que
actualmente es favorable a los países ricos. Para ello, contribuyen con
programas sanitarios, de alimentos, de infraestructuras, logísticos, agrícolas,
educativos, políticos, económicos, empresariales,… para ganarse la confianza de
la población y afianzar su presencia sobre el terreno, pero no pueden
presentarse en los países explotados como país extranjero dominante. Los
programas deben aparentar altruismo y generosidad para ser acatados con
agradecimiento por los nativos y no producir rechazado. Además, las actuaciones
humanitarias estatales siempre serían criticadas por falta de compromiso y
medios empleados. Sin embargo, si esos mismos programas son satisfechos por
voluntarios agrupados en “organizaciones no gubernamentales”, siempre serán
recibidos con los brazos abiertos y nadie osará cuestionar si es intrusismo
político-económico extranjero. Entre los voluntarios de vocación y corazón se
infiltran los organizadores profesionales, incluso los “espías” de las
embajadas. Esta política de cooperación internacional mueve miles de millones
de euros a nivel mundial de los presupuestos generales de los Estados ricos. Es
por ello que las ONGS están “supervisadas” por Agencias estatales, por ejemplo
en España, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
El funcionamiento y supervivencia de
las ONGS dependen del dinero público y, de los políticos y funcionarios de
turno. Es por ello, que algunas veces las ayudas humanitarias se pierden en
origen, por el camino o en destino. Otras veces, esas ayudas, más que estar
enfocadas a paliar las desgracias y necesidades humanas, sirven para vender
determinados productos directamente, o indirectamente con exportaciones
posteriores gracias al retorno del dinero gastado/invertido en aquellos
lugares. Tampoco debemos olvidar que las “organizaciones no gubernamentales sin
ánimo de lucro” se rigen por diferentes modelos jurídicos de Asociación y
Fundación con importantes exenciones fiscales, que reciben donaciones
económicas públicas y privadas para su funcionamiento y que su actividad y
presencia pueden ser locales, nacionales o internacionales. Pues bien, en
muchas ocasiones esas donaciones sirven para burlar las Haciendas Públicas
(supuestamente), blanquear dinero (supuestamente) y evadir capitales
(supuestamente). Una actividad que mueve tanto dinero dentro y fuera de los
Estados no puede pasar desapercibida para el gran capital con sede en los
Paraísos Fiscales (segurísimo).
Fdo.:
Luis Perant Fernández
jueves, 23 de agosto de 2018
PULSO INDEPENDENTISTA.
La
propia Constitución prevé los mecanismos para su reforma porque ninguna Ley
puede ser eterna, ya que las sociedades son dinámicas y el mundo cambiante. La
Constitución y la Sociedad deben caminar a la par para garantizar el progreso
de los ciudadanos en este mundo globalizado. Claro está que ciertos aspectos de
la Constitución deben cambiarse por mayorías cualificadas para que el Estado y
los ciudadanos estén protegidos de las opciones políticas totalitarias y
populistas disfrazadas de democráticas.
Nos
guste o no, todos debemos defender y cumplir la Constitución. Y defender la
Constitución no es salir ahora con la bandera y culpar a unos, y endemoniar a
otros. La Constitución se defiende todos los días, se tenía que haber defendido
desde el primer día. Desde el principio, todos los Gobiernos de España han
pactado con los nacionalismos periféricos para conseguir mayorías
parlamentarias y mangonear los presupuestos del Estado, todos han engordado el
bicho cediendo a los chantajes, todos han transferido competencias peligrosas
para la unidad del Estado. Las Autonomías españolas han acumulado competencias
exclusivas impensables para el resto de los Estados Federales del mundo
occidental. ¿Quiénes son los responsables de la situación actual?
La
mayoría de los ciudadanos desea una solución pacífica a este desafío
independentista, pero si no damos una solución equilibrada para todos los
ciudadanos, para todas las capas sociales, para todas las sensibilidades
políticas, estaremos condenados a repetir el mismo escenario otra vez en
Cataluña o en cualquier otro rincón de España. La solución no debe consistir en
un parche para contentar a una porción de la soberanía popular y huir temporalmente
de la situación actual. La solución ha de ser una revisión integral de la
Constitución de 1978, que ya cumplió con su función conciliadora y de transición
de la dictadura hacia la democracia, pero que tenemos que adaptarla al mundo
globalizado del S.XXI.
Podría
ser que las clases tradicionalistas españolas de derecha prefieran lidiar con
los nacionalistas excluyentes antes que aventurarse al advenimiento de una
Constitución Republicana de España. Podría ser que los independentistas
prefieran cualquier escenario político-económico inestable y ruinoso antes que
compartir con los españoles la mejor de las Constituciones monárquicas o
republicanas. También podría ser que la izquierda española sea más populista
que de izquierda, más nacionalista que universalista, más oportunista que
resolutiva. Probablemente, el actual escenario político español sea la suma de
todo lo anterior, porque todos los españoles somos extremistas, tanto los de
derechas como los de izquierdas, y también los nacionalistas excluyentes
independentistas.
Fdo.:
Luis Perant Fernández
domingo, 5 de agosto de 2018
POLÍTICA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS.
La Política y la Filosofía no han
avanzado desde la Antigüedad. Salvo pequeños retoques sobre lo ya existente,
sus cimientos son los mismos. En lo esencial, nuestra estructura mental es la
misma que en la Grecia clásica, se desliza entre dos extremos opuestos para
situarnos a cada uno de nosotros en un punto determinado y único, entre el
idealismo de Platón y el materialismo de Aristóteles. A su vez, esa posición
del individuo entre los dos extremos se refleja y transmite al cursor de los
demás opuestos de su personalidad: idealismo-materialismo, derecha-izquierda,
creyente-ateo, soñador-realista, egoísta-altruista, ciencias-letras…
Sin
embargo la tecnología, que era prácticamente inexistente antes del S.XVII, ha
despegado a tal velocidad que muchos ciudadanos sobradamente preparados en su
adolescencia son incapaces de terminar su vida profesional al quedar desfasados
por “las nuevas tecnologías”. Desde el S.XVII hasta nuestro S.XXI, todos los
descubrimientos científicos y tecnológicos han avanzado a pasos agigantados,
eso sí, casi siempre impulsados por las ambiciones bélicas y financiados por el
Poder establecido en cada lugar y época. Las necesidades bélicas servían, unas
veces para dar ventaja armamentista a los ejércitos saqueadores de riquezas
ajenas, y otras, para defenderse de los ejércitos invasores saqueadores
enemigos. Y sólo después, esos descubrimientos tecnológicos se aplicaban y se
siguen aplicando al sector productivo.
Este
desfase de grado acumulativo en el tiempo entre estructura mental individual y
nivel tecnológico del modo productivo de la sociedad es un obstáculo
insuperable para muchos ciudadanos. Muchos viven al margen de la sociedad por
no poder asimilar y seguir el ritmo de los cambios tecnológicos, y otros, en su
intento de procesar toda la información tecnológica impuesta, enloquecen por
saturación.
También
están los sofistas de nuestro tiempo que, arrastrados por la velocidad del
“progreso” y abandonados por el sistema educativo alejado de las Humanidades, ni
siquiera son capaces de pensar que antes de “las nuevas tecnologías” de su
generación hubo vida inteligente. Aplican el sistema binario del 0 y 1 de la
Informática a todas las facetas y relaciones de la vida como sustituto del opuesto
mental Platón-Aristóteles. No saben, porque no se les enseña ni educa, que todo
concepto ligado a su opuesto, más que formar una dicotomía, forma un continuo
entre dos extremos con infinidades de puntos intermedios que identifican,
definen y colocan a cada ciudadano pensante en un punto único como ser
inteligente único. Los nuevos sofistas no saben que el sistema binario es útil
para seguir, elegir o descubrir un camino, pero no para inventar o crear el
camino. No saben que en esa otra vida supuestamente atrasada, a los animales de
trabajo ya se les ponía unas orejeras para no distraerlos del trabajo, veían el
camino pero no disfrutaban del viaje. Igual que hoy día, pero empleando otros
medios más sofisticados.
Esta
nueva estructura mental binaria nacida del nuevo nivel tecnológico modifica las
relaciones sociales anteriores y moldea individuos diferentes a los de hace
unas décadas. Estos nuevos ciudadanos binarios no son mejores ni peores que los
anteriores, sólo cambian de religión, creen que el nuevo mesías es la Empresa,
que su salvación y bienestar dependen del buen funcionamiento de la Empresa,
que su Empresa está por encima de su madre, de su padre, de sus hijos, y no
digamos de su pareja.
Estos
nuevos ciudadanos sobradamente preparados en idiomas, informática y expertos en
conocimientos cercados, pero analfabetos en Humanidades y Política, no saben
que la Empresa es un invento del hombre para facilitarle la vida y no para
esclavizarlo. Pues lo mismo ocurre con la Política.
La
Política es otro invento del hombre para facilitarle la vida y no para
esclavizarlo. La Política puede ser el arte del buen gobierno pero también el
gobierno del corrupto. La diferencia estriba en la participación activa del
ciudadano en Política para fiscalizar la acción de gobierno en cualquier nivel
del Estado. Para ello es imprescindible que el ciudadano recupere su ego como
centro del universo con una formación sólida en Humanidades, Filosofía y
Política para que sepa diferenciar, valorar y elegir las políticas públicas
propuestas por los partidos políticos. El mejor gobierno democrático puede
degenerar en el peor gobierno dictatorial si no hay participación y vigilancia
de los administrados. Si queremos mantener el Estado democrático del Bienestar
es imprescindible que los ciudadanos posean conocimientos políticos adquiridos
en un sistema educativo público dirigido a formar “ciudadanos pensantes” y no a
fabricar “productores, consumidores, nacionalistas, clones…”.
En
Política nada es casualidad. En Política todo está calculado y premeditado.
Pero como la verdad absoluta no existe, ya que es relativa y cada uno tiene su
verdad, pues en Política duda de todo, de todos y de mí también.
Fdo.:
Luis Perant Fernández
sábado, 21 de julio de 2018
EUROPA, UN SIGLO DESPUÉS DE LA GRAN GUERRA.
1918, el final de la I Guerra
Mundial fue un trauma para millones de europeos. El nuevo mapa político europeo
diseñado por los vencedores descompuso Naciones e Imperios y modificó o formó
Estados nacionales artificiales y anacrónicos.
1945, la II Guerra Mundial ahondó
aún más el problema. Los dos Imperios económicos y militares vencedores se
encargaron de diseñar en Yalta una Europa dividida y enfrentada a semejanza del
Medievo. Francia y Alemania fueron las dos grandes potencias continentales
relegadas al vasallaje de los ganadores, pero el mayor problema de ambas era
que sus respectivas poblaciones seguían minadas por el chovinismo y
nacionalismo ideológico excluyente. En el corto período de 70 años, los dos
países vecinos se enfrentaron en tres guerras, las dos últimas fueron “guerras
totales”, denominación que se dio a la “guerra moderna”. El enfrentamiento ya
no era entre ejércitos en el campo de batalla o en los océanos, la guerra
estaba en todas partes, también en las ciudades y en los puertos y en ella
participaba la población civil como escudo humano, moneda de cambio y arma
psicológica.
2018, la Unión Europea sigue estancada
como proyecto económico y monetario, no despega como realidad política y
social. Los ciudadanos europeos desconfían de las Instituciones europeas porque
no se sienten protagonistas de las políticas de la Unión, pero también saben
del peligro que conlleva el hipotético fracaso de la UE y su desaparición,
aunque ese miedo es compartido cada día por menos ciudadanos y puede convertirse
en el mayor enemigo de Europa. Los ciudadanos más jóvenes desconocen los
motivos que llevaron a crear el Mercado Común Europeo, y por tanto, no pueden
imaginar el peligro que supone volver a las políticas proteccionistas de los
Estados nacionales, y a las que los europeos más viejos recuerdan con pánico. Las
dos Guerras Mundiales del S.XX dejaron 100 millones de muertos y por partida
doble Europa quedó devastada, aunque Europa siempre se levantó de sus cenizas.
Pero el odio, el rencor y las ganas de revancha entre países y ciudadanos
vecinos permanecen latentes.
El
Mercado Común Europeo nació después de la II Guerra Mundial para reconstruir
Europa pero también para curar heridas y no repetir los 100 millones de
muertos. La iniciativa se atribuye a ciertos políticos y países. Lo cierto es
que la creación de un espacio común para la industria del carbón, hierro y
siderurgia, pilares para la reconstrucción europea, “sometió” a los Estados
nacionales a una autoridad supranacional que tomaba las decisiones por consenso
o por mayoría de los Estados miembros. La autoridad supranacional zanjaba los
enfrentamientos comerciales bilaterales.
Del
Mercado Común a la Unión Europea han pasado muchos años, muchos países
protagonistas se han ido agregando y muchas competencias se han traspasado de
las autoridades nacionales a la del Consejo y Comisión Europea. Sin embargo, la
UE sigue siendo un “club” voluntario de naciones sin obligación de permanencia,
dónde las Instituciones democráticas son más simbólicas que de participación
real de gobierno. El Sistema Político Europeo no es democrático y está hecho
por y para las multinacionales. La economía de la Unión Europea depende de la
financiación de los “mercados prestamistas” con sede en los Paraísos Fiscales”.
Estos nuevos prestamistas usureros de los Estados del S.XXI son los Holdings
empresariales con licencia internacional para chupar el beneficio de todas las
actividades económicas globalizadas y almacenarlo en los Paraísos Fiscales. Por
otra parte, esta dependencia es lógica puesto que algunos historiadores
atribuyen la creación del espacio común europeo a las Corporaciones
industriales de aquella época, precursoras de las actuales multinacionales.
Estas se instalaron en Bruselas en la década de los años 50 para ejercer de
Lobby acerca del Poder europeo.
A
pesar de las críticas de toda índole, primero el Mercado Común y después la
Unión Europea han cumplido con nota alta las expectativas fundacionales: el
nivel de vida de los europeos es de los más elevados del mundo y Europa nunca
ha disfrutado de tantos años seguidos de paz. Por tanto, si la UE es
deficitaria en democracia y los europeos no hemos conseguido la unión política
y social, los motivos debemos buscarlos en otra parte.
Los
protagonistas políticos en los Estados nacionales son los partidos políticos,
mientras que en Bruselas son los Gobiernos de los Estados miembros, es como si
hubiese habido un Acuerdo tácito para repartirse el tablero de juego político.
Los partidos se quedan con las políticas nacionales y se reparten las parcelas
locales de poder, y los Gobiernos, llevados de la mano de los lobbies
globalizados, tienen vía libre para manejar la macroeconomía y sus políticas
neoliberales. De lo contrario no podría entenderse que en las elecciones
nacionales de todos los Estados miembros, las campañas electorales estén en
clave de política nacional, cuando en realidad nuestras vidas están
condicionadas por las políticas que se toman en Bruselas. Ningún partido europeo se aventura a cuestionar el
Sistema Político Europeo. Sólo cuando ciertas clases acomodadas ven peligrar su
estatus privilegiado, ciertos partidos políticos alzan las banderas
nacionalistas contra la UE, la globalización y dentro de su propio Estado,
incluso abusando del nacionalismo excluyente, enemigo mortal de la Unión
Europea, de la unidad interna de los Estados y de la paz.
Fdo.: Luis Perant Fernández
viernes, 22 de junio de 2018
LIMITACIONES A LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA.
Cuando alcanzas una cierta edad,
miras hacia atrás y te da vértigo, casi miedo al recordar los obstáculos que
has tenido que superar en tu recorrido por este mundo. Ahora con la madurez
comprendes tantas cosas. No es que antes no las entendieses, es que ni las
veías. Creías que te sobraba tiempo para comerte el mundo. No eras materialista
porque confiabas en tus fuerzas eternas para vencer cualquier obstáculo. Ya
tendrías tiempo para triunfar por méritos propios y sin explotar a tus
semejantes. Estabas seguro de tu fuerza física y mental. Pertenecías a la nueva
generación, a tu generación, que respetaba a los mayores pero despreciaba su
experiencia. Los viejos eran de otra época atrasada que no sabían nada de la
modernidad. ¡Cuánta ignorancia! No era fruto de la maldad, ni siquiera del
sistema educativo, sino del des-conocimiento e in-experiencia inherentes a la
juventud y de la rivalidad generacional que han existido siempre entre jóvenes
y mayores, desde que el mundo es mundo.
Por regla general, cuando el
ciudadano se aproxima a la cuarentena es cuando toma conciencia de que la vida
tiene un principio y un final. Seguramente, esa sensación tiene que ver con el
inicio del declive de sus capacidades físicas y mentales, y la asunción de sus
responsabilidades familiares. Su interés por lo público y común también
despierta al descubrir las injusticias sociales que antes no veía, y que ahora
sufre en sus propias carnes en el mundo laboral y en su vida cotidiana. Al
sentirse más débil y desprotegido se refugia en las asociaciones sociales,
laborales y políticas para “protegerse”, puesto que ha dejado de confiar
ciegamente en su ego y en el altruismo del ser humano. El ciudadano pensante
necesita de la sociedad para protegerse de la sociedad, deja de creer en los
héroes y salvadores individuales y se refugia en los grupos sociales,
asociaciones de ocio, de interés y/o de presión. Por fin comprende que en este
mundo individualista, la única forma de alcanzar la seguridad, el bienestar, la
fama o el reconocimiento social es a través del asociacionismo. Por desgracia,
algunos se percatan demasiado tarde y descubren la feroz lucha que existe en
toda organización para detentar el poder, que otros más espabilados acaparan
los puestos de responsabilidad desde edades más tempranas.
El ciudadano que no participa de
forma activa en ningún grupo social se aísla del mundo exterior y acaba por
vivir al margen de la sociedad, y la sociedad decidirá por él. Si ese ciudadano
solitario e individualista es la tónica dominante en la sociedad, tal vez el
sistema democrático no desaparezca, pero seguro que se altera y corrompe. El
Poder, ese que dirige la política, la economía y demás negocios de las
necesidades humanas, se reparte en cuotas entre los protagonistas del Sistema
Político Democrático. Si una parte renuncia a su cuota, otros actores la
absorberán. Las parcelas de Poder nunca desaparecen, cambian de dueño. La
concentración excesiva de Poder en una parte de la sociedad puede provocar una
reacción de la parte desposeída. Si el abuso es de izquierdas, la reacción será
cambiar el Régimen Político democrático por otro autoritario, sin importar los
daños colaterales. Si el abuso es de derechas, la reacción puede llegar en
forma de Revolución, también sin importar los daños colaterales.
En todo grupo y partido están los
vividores y negociantes, esos ciudadanos que saben manejar los
integrantes y los estatutos de las organizaciones para progresar en la vida de
forma rápida, o para conseguir un empleo de por vida, o para sacar tajada o
para conseguir mordidas. Estos personajes, que no son exclusivos de la derecha
ni de la izquierda, se adaptan y acoplan a todo jefe con un mínimo de poder en
cualquier asociación vecinal, cultural, deportiva, profesional, sindical,
empresarial o política, desde la simple asociación de vecinos hasta el más
selecto de los clubs privados. Si ingresas en un grupo, detecta a estos
arribistas cuanto antes y no se te ocurra discrepar con ellos, o con otros en
su presencia, sobre los cargos dirigentes de la organización. Aún sin hacerlo,
corres el peligro de ser desprestigiado bajo cualquier pretexto si representas
un obstáculo o una competencia para su estatus o promoción.
Fdo.:
Luis Perant Fernández
lunes, 11 de junio de 2018
GLOBALIZACIÓN Y REFUGIADOS DEL S.XXI.
Hasta hace poco, los Estados se
agrupaban en países del primer mundo, países en vía de desarrollo y países del
tercer mundo. Los Estados del primer mundo tenían el poder político, económico
y militar para explotar regiones, países y continentes enteros según los
intereses de sus respectivas clases altas. Este sistema era eficaz pero muy
costoso.
Los Estados del primer mundo tenían
que “mantener” una clase dirigente autóctona cómplice para ejercer de capataz
frente a los indígenas de los países explotados. Otras veces, para contener
revueltas generalizadas en regiones estratégicas tenían que implantar sistemas
políticos pseudodemocráticos para
disfrazar el expolio de las riquezas locales como defensa de la
democracia y derechos humanos.
El tercer mundo sólo servía para
abastecer de materias primas las industrias del primer mundo, su población no
tenía la suficiente preparación para la fabricación industrial, ni tampoco
dinero para consumir. A su vez, el sistema económico necesitaba la mano de obra
cualificada del primer mundo, y para ello debía asegurar un nivel de vida alto
para garantizar paz social y estabilidad económica, el Estado del Bienestar.
Con los bajos precios de las materias primas, ese sistema económico daba su
beneficio al Estado y a sus clases sociales.
Pero a partir del último tercio del
S.XX empezaron las revoluciones informática, robótica, transportes y
telecomunicaciones que finiquitaron el sistema económico cuasi colonialista en
vigor desde final de la II Guerra Mundial. La industria se modernizó y los
procesos de fabricación se automatizaron. La mano de obra cualificada de
Occidente ya no era necesaria, con simples obreros adiestrados de cualquier
rincón del planeta la fabricación sería mayor y de menor coste. Además, el
negocio del consumo no se limitaría sólo al primer mundo, el consumo también sería
global. El sistema económico anterior que se edificaba sobre el Estado del
Bienestar ya no era rentable para los dueños del capital y tenía que
desaparecer. Para implantar y desarrollar su negocio, el nuevo modo capitalista
global crea un sistema político-económico a su medida: la Globalización de las
multinacionales con sede en los Paraísos Fiscales para escapar de las Haciendas
estatales.
Ahora, el colonialismo del S.XXI
consiste en derrocar Gobiernos e instalar anarquías, son países sin Estado. El
pillaje de sus riquezas y materias primas sigue como antes, pero además, se
pueden instalar industrias contaminantes y cementerios nucleares. Las
oligarquías locales permitían el pillaje porque participaban en el reparto,
pero no consentían la cercanía de las radiaciones nucleares. Este modelo de
desorden anarquista, “el Gobierno de los Señores de la Guerra”, es más
beneficioso económicamente que mantener Gobiernos vasallos, pero también tiene
sus inconvenientes.
Esta nueva forma de colonialismo
fomenta los grupos radicales anti Occidente. En realidad son los Estados
disconformes con esta nueva estratificación mundial quienes financian estos
grupos armados, adoctrinados, radicalizados y entrenados con ideología
nacionalista y radicalidad religiosa. Estos grupos armados siembran el terror
contra los intereses económicos occidentales sin importar los daños colaterales
en la población autóctona, y en las ciudades del primer mundo con acciones
sangrientas impactantes en la opinión pública.
Esta situación de anarquía e
inseguridad fomenta la emigración masiva hacia Europa organizada por mafias.
Con este nuevo panorama, la situación socioeconómica de los países del tercer
mundo se agrava porque son los ciudadanos más jóvenes y mejor preparados los
que se marchan. Pero también es un problema para los países de acogida porque
la externalización de la producción hace que el trabajo sea un bien muy escaso.
Los migrantes, que consiguen llegar a tierra prometida de la libertad y
abundancia, están condenados al desempleo, la marginalidad y la exclusión
social, aunque la huída es la única esperanza de salir del infierno.
Los
ejércitos de USA, Reino Unido y Francia invaden Libia para derrocar al dictador
y liberar a su pueblo esclavizado; instalan la anarquía en Libia y se adueñan
de la mayor reserva de oro del mundo y de su petróleo. Italia, Grecia, Malta y
España, los países de la UE más cercanos al conflicto, deben hacerse cargo de
los refugiados. Este ejemplo se puede extrapolar a Siria, Afganistán, Somalia,
Yemen, Sudán del Sur, Nigeria, Malí, Chad…, América Central y del Sur, sólo
varían los recursos en juego, los intereses políticos regionales y sus
protagonistas.
Sabemos
que Turquía recibe refugiados y dinero, y que dentro de la Unión Europea hay
debate y posturas enfrentadas sobre la acogida de refugiados y su financiación.
Los países ricos “piratas” dicen que ellos mantienen el Ejército y que el
beneficio es para todo Occidente, que la Unión Europea y los demás Estados occidentales
deben asumir “los daños colaterales”. Trump ya ha conseguido más dinero para la
OTAN, realmente para la industria armamentista estadounidense. A ver quién osa
contradecir al jefe pirado.
Fdo.: Luis Perant Fernández
viernes, 8 de junio de 2018
EXPOLIO ECONÓMICO LOCAL.
De unas décadas para aquí, la
distribución al por mayor y las ventas al por menor han cambiado radicalmente y
han modificado los hábitos de los consumidores. Y por supuesto, los gigantes de
internet y sus ventas no existían. Para la mayoría de los consumidores, este
cambio ha sido positivo, aunque no sean conscientes del adoctrinamiento de la
publicidad de consumo. La oferta de productos es mayor, los precios han bajado
y la concentración en centros comerciales, o en el mismísimo hogar, reduce el
tiempo empleado en compras y promueve y facilita el consumo y el ocio. Pero el
lado negativo también existe.
Antes, el comercio al por menor
empleaba miles de puestos de trabajo. Algunos dirán que el modelo actual
también, pero hay una gran diferencia. Las ganancias empresariales de esos
negocios se quedaban “en casa”. Ese dinero se empleaba en invertir en el
negocio o se repartía entre los miembros de la familia. Los hijos seguían con
el negocio familiar o se instalaban por cuenta propia, pero siempre el
beneficio empresarial se invertía en el lugar. Los hijos formaban sus propias
familias y consumían vivienda, comida, vestimenta y ocio. El beneficio
empresarial generaba más riqueza, más consumo, más trabajo.
Ahora el beneficio empresarial
pertenece a grupos de empresas, la mayoría de ellas multinacionales
propietarias de la distribución y franquicias de los centros comerciales y
ventas por internet. Y ese beneficio empresarial “vuela” hacia los Paraísos
Fiscales que son las sedes de esos gigantes de las finanzas, producción y
distribución. El beneficio ya no se queda aquí para ser reinvertido. Aquí sólo
quedan los trabajos precarios y mal pagados. Es un expolio legal de la riqueza
local, el beneficio que genera la sociedad local es secuestrado, desaparece. Y
esas multinacionales sólo invertirán de nuevo en el lugar cuando el Poder
político local les garantice subvenciones suculentas para nuevos negocios con
beneficios seguros. Y la situación seguirá autoalimentándose y agravándose, más
trabajos precarios, más expolio de los beneficios y riquezas locales, más
concentración de capital en los Paraísos Fiscales y menos ingresos de la
Hacienda Pública.
Las clases altas tradicionalistas
nacionales, que apoyaron un Sistema Político de la Unión Europea no democrático
para controlar el poder económico, se han visto desbordadas por el gran capital
(¿judío entre otros?) que ha confeccionado un modelo económico a su medida: la
Globalización neoliberal. Esta pérdida de negocio local provoca una reacción
política de las burguesías locales en toda la Unión Europea. Éstas están
organizando movimientos y partidos políticos nacionalistas para reivindicar
políticas proteccionistas que defiendan sus intereses. Ante la pérdida de peso
económico y político, estas oligarquías locales hacen suyo el idealismo
nacionalista cultural excluyente de corte fascista para movilizar las masas y
recobrar protagonismo político. Estos movimientos, además de ponen en peligro
la cohesión social de la UE, no persiguen combatir la globalización neoliberal,
sino defender exclusivamente sus intereses burgueses locales, y ninguna otra
clase social. Son conscientes de su vasallaje pero quieren mayor porción en el
reparto.
La desaparición de las Cajas de
Ahorros es un ejemplo más del expolio económico local y social. El negocio
bancario de las Cajas de Ahorros representaba el 50% del mercado español. Ese
beneficio empresarial de miles de millones de euros de las cajas se invertía en
sus zonas de influencia a través de la denominada Obra Social. Además,
mantenían miles de puestos de trabajo y daban servicios bancarios y de crédito
a cientos de pueblos pequeños que redundaban en generar actividad económica
local.
Pues bien, las multinacionales
bancarias no podían dejar escapar tal negocio. En connivencia con el poder
político, los bancos se lanzaron a destruir las cajas y adueñarse de su cuota
de mercado. El Banco de España les impuso colocar productos financieros de
riesgo y relajó los controles, los medios de comunicación desprestigiaron la
mala gestión, y también la buena, y el “Poder burgués local” saqueo las
cuentas, y con ello la credibilidad social de las cajas. Las Cajas de Ahorros
estaban finiquitadas con el visto bueno y participación del Banco de España y
del Gobierno de España, y por encargo de los Holdings financieros.
La Globalización absorbe otro
negocio local rentable y se lleva el beneficio a los Paraísos Fiscales. Los
beneficios de las cajas que se destinaban a Obras Sociales se regalan a los
accionistas privados globalizados. Miles de millones de euros cambian de
bolsillo, de lo público a lo privado. Pero es que ese negocio es un filón, son
miles de millones de euros todos los años, hasta la eternidad o hasta que dure
este modelo de Globalización neoliberal. La corrupción política en España
difícilmente desaparecerá con estos antecedentes tan rentables e impunes.
Fdo.:
Luis Perant Fernández
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