viernes, 5 de octubre de 2018
ONGS Y GLOBALIZACIÓN.
Suerte que en este mundo egoísta
sobreviven las ONGS altruistas para salvar vidas inocentes en el Mediterráneo o
en cualquier otro punto del mundo, porque a las mafias sólo les importa ganar
dinero y a los Estados, sólo equilibrar sus presupuestos.
Veamos
el escenario desde otro punto de vista alejado de lo políticamente correcto:
-De las mafias poco podemos decir, existen porque una población sedienta en
origen desea salir del infierno al precio que sea. Y siempre que hay una
demanda, por muy peligrosa que sea y siempre que sea rentable, aparece el
negociante dispuesto a desafiar al mismísimo Dios para ofrecer el servicio y
llevarse su beneficio suculento. ¿Qué no te lo crees?, pues mira el tráfico
arriesgado y negocio multimillonario de los estupefacientes.
-Las ONGS son organizaciones no gubernamentales que se autofinancian con
donativos de cualquier procedencia y el trabajo de voluntarios para dar
múltiples servicios humanitarios a grupos necesitados en cualquier rincón del
mundo. Si no consiguen sus propósitos, todos justificamos sus limitaciones
materiales y económicas, todos lamentamos su falta de medios y todos nos
solidarizamos con sus reivindicaciones e intervenciones, y nadie cuestionará su
gestión altruista y transparente.
-Los Estados, por mucha propaganda a favor de la ayuda humanitaria a los
migrantes, por mucha ayuda logística y económica a las ONGS y por mucha
solidaridad con todos los desheredados del mundo, se deben a una jerarquía de
mando en una estratificación de poder internacional. El Estado sólo actuará
individualmente cuando vea peligrar su propia existencia como Estado. Mientras
tanto, acatará “recomendaciones” sobre su contribución a la OTAN, sobre el
rescate y acogida de los refugiados, lamentará la existencia de los malvados
dictadores, la avaricia de las mafias, la desgracia humanitaria de los
náufragos y las penurias de los refugiados. Esconderá por completo su
complicidad bélica, de saqueo, de obediencia y de silencio que han contribuido
a la anarquía en la gobernabilidad de los países de origen y a la expulsión de
su población. Es hipocresía institucional globalizada en estado puro. Pero, ¿y
si hubiese algo más?, ¿y si las ONGS fuesen un invento empresarial o de los
Estados?
Los Estados “ricos” llevan a cabo
políticas de “cooperación” en los Estados “pobres” para ayudar a los sectores
más deprimidos de la población. Esa es la idea divulgada por los medios para
crear opinión pública global. En realidad, los Estados llevan a cabo políticas
de prevención y contención contra posibles revueltas sociales y estatales que
pongan en peligro la actual estratificación mundial de los Estados, y que
actualmente es favorable a los países ricos. Para ello, contribuyen con
programas sanitarios, de alimentos, de infraestructuras, logísticos, agrícolas,
educativos, políticos, económicos, empresariales,… para ganarse la confianza de
la población y afianzar su presencia sobre el terreno, pero no pueden
presentarse en los países explotados como país extranjero dominante. Los
programas deben aparentar altruismo y generosidad para ser acatados con
agradecimiento por los nativos y no producir rechazado. Además, las actuaciones
humanitarias estatales siempre serían criticadas por falta de compromiso y
medios empleados. Sin embargo, si esos mismos programas son satisfechos por
voluntarios agrupados en “organizaciones no gubernamentales”, siempre serán
recibidos con los brazos abiertos y nadie osará cuestionar si es intrusismo
político-económico extranjero. Entre los voluntarios de vocación y corazón se
infiltran los organizadores profesionales, incluso los “espías” de las
embajadas. Esta política de cooperación internacional mueve miles de millones
de euros a nivel mundial de los presupuestos generales de los Estados ricos. Es
por ello que las ONGS están “supervisadas” por Agencias estatales, por ejemplo
en España, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
El funcionamiento y supervivencia de
las ONGS dependen del dinero público y, de los políticos y funcionarios de
turno. Es por ello, que algunas veces las ayudas humanitarias se pierden en
origen, por el camino o en destino. Otras veces, esas ayudas, más que estar
enfocadas a paliar las desgracias y necesidades humanas, sirven para vender
determinados productos directamente, o indirectamente con exportaciones
posteriores gracias al retorno del dinero gastado/invertido en aquellos
lugares. Tampoco debemos olvidar que las “organizaciones no gubernamentales sin
ánimo de lucro” se rigen por diferentes modelos jurídicos de Asociación y
Fundación con importantes exenciones fiscales, que reciben donaciones
económicas públicas y privadas para su funcionamiento y que su actividad y
presencia pueden ser locales, nacionales o internacionales. Pues bien, en
muchas ocasiones esas donaciones sirven para burlar las Haciendas Públicas
(supuestamente), blanquear dinero (supuestamente) y evadir capitales
(supuestamente). Una actividad que mueve tanto dinero dentro y fuera de los
Estados no puede pasar desapercibida para el gran capital con sede en los
Paraísos Fiscales (segurísimo).
Fdo.:
Luis Perant Fernández