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Tren Turístico Limón Exprés (Benidorm-Gata de Gorgos). Ferrocarril Alicante-Denia.

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viernes, 10 de diciembre de 2021

FINANCIACIÓN DE LA TECNOLOGÍA VERDE

 


            La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) se ha celebrado en Glasgow en 2.021. Los acuerdos alcanzados en esta Conferencia fueron firmados por casi los 200 países asistentes, y aunque no son vinculantes, se espera que sirvan para luchar contra el cambio climático. Cuando tales acuerdos, tan importantes para el planeta, dependen de la buena voluntad de los Estados y de la financiación privada global con interés, pues aparecen siempre las dudas.

 

            En la Conferencia COP26, los países participantes acordaron reducir hasta el 50% las emisiones totales de gases de efecto invernadero para el año 2030 a cambio del uso de fuentes de energía renovables. También se instó a los países desarrollados a duplicar sus provisiones de financiación dirigidas a ayudar a las naciones en vía de desarrollo para que se adapten al cambio climático para 2025. En la Conferencia se “debatieron” temas tan importantes como la deforestación, el efecto invernadero del gas metano, recorte de las emisiones de carbono, reducción del uso del carbón, los subsidios a los combustibles fósiles y la financiación pública/privada de tal cambio. Se hace énfasis en la necesidad de aumentar significativamente el apoyo a los países en vía de desarrollo más allá de los 100.000 millones de dólares al año. Para poner la guinda, unas 450 organizaciones financieras, que entre ellas controlan 130 billones de dólares, acordaron respaldar tecnología “limpia”, como la energía renovable, y financiamiento directo para quienes se alejen de las industrias de combustibles fósiles.

 

            Voces críticas dicen que en esta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático sólo se dan promesas, pero nunca compromisos cuantificables y verificables, que la COP26 no es más que un espectáculo de cierta calidad montado para desviar la atención de los ciudadanos de lo que realmente se ha acordado previamente a este encuentro. Y el show para los espectadores del mundo entero sigue en la calle con Greta Thumberg denunciando el fracaso de la conferencia que sólo estaba comenzando. Según estas voces críticas, detrás de este circo, en el que participan todos los Estados miembros de las Naciones Unidas, se esconde otra realidad.

 

            En 1988, los países desarrollados crean y financian un “Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático” (GIEC) bajo los auspicios de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. El GIEC no es un grupo de sabios climatólogos, la gran ‎mayoría de sus miembros no son científicos, sino diplomáticos. En el GIEC no se habla de climatología, sino de política climática, y todas sus intervenciones públicas se hacen bajo el control de sus gobiernos. En el GIEC reina el consenso político, no el científico, y sus trabajos sirven de base cada año para una Conferencia (COP) de la ONU sobre el cambio climático. Este año es la 26ª edición que se ha celebrado en Glasgow (COP26).

 

            Desde su primer informe en 1.990, el GIEC ha ido sensibilizando progresivamente a la ciudadanía global sobre la evolución del clima, hasta llegar a decir, que el cambio podría amenazar la supervivencia de la especie humana. El cambio de retórica podría deberse seguramente a la evolución de las necesidades de los gobiernos, puesto que el peligro era real desde el inicio del GIEC.

 

            La economía y sociedad de consumo están colapsando los recursos naturales y contaminando el planeta, pero si se derrumban las industrias y se pierden los empleos, las revoluciones pondrían en peligro a los gobiernos. La solución es la “transición energética”, es decir, destrucción de las industrias contaminantes e impulso de las energías verdes. La teoría es perfecta pero la realidad no tanto. Por ejemplo, la electricidad seguirá durante mucho tiempo generándose con petróleo, el transporte marítimo no tendrá energías verdes y las baterías de los coches eléctricos seguirán siendo no reciclables. Además, todo el proceso será impulsado por el gran capital que, como siempre, buscará su mayor beneficio al margen de la transición energética ideal.

 

            Los próximos informes de la COP disfrazarán de verde la gran finanza y se encargarán de diseñar el financiamiento del sector privado y público para liberar los miles de millones de millones. Los bancos, las instituciones financieras internacionales y algunos gobiernos de los países desarrollados llevarán a cabo lo que la ONU denomina el Net Zero. Y los países no desarrollados, y otros que se creen desarrollados, recibirán financiación siempre condicionada y con tendencia a hipotecarse de por vida. Y los banqueros prestarán dinero para salvar el planeta, pero también para adueñarse de países enteros. Si Rusia y China no participan en la COP26 no es porque estén en desacuerdo con la lucha contra la contaminación del medioambiente, sino porque se oponen a ese proyecto financiero.

 

Fdo.: Luis Perant Fernández

DIARIO INFORMACIÓN

viernes, 3 de diciembre de 2021

PRIMERO ALICANTE

 




        Desde 2015, el predominio del bipartidismo Psoe-PP se ha roto, han aparecido nuevos partidos políticos para todos los gustos, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, pasando por los provinciales, los regionales, los nacionalistas y los independentistas. Los partidos ganadores, en cualquier contienda electoral y cualquier nivel territorial, nunca alcanzarán la mayoría absoluta para gobernar en solitario, están condenados a la negociación con los otros partidos. Además, los ciudadanos también han evolucionado. Cada día quedan menos votantes incondicionales, la conciencia de clase se diluye en esta sociedad post industrial y de consumo. Estos cambios obligan a los partidos a competir entre ellos para atraer a los votantes, puesto que ya no vienen solos. Ya no es suficiente la ideología, hay que ofrecer programas ambiciosos, pero realistas, para ilusionar y conquistar al ciudadano, pero, sobre todo, programas que resuelvan sus problemas cotidianos y cercanos. Queda claro, que, si la agrupación socialista de Alicante quiere gobernar la ciudad, debe evolucionar y caminar a la par que la sociedad, pero, además, debe adelantarse a los problemas de los ciudadanos para poder planificar futuras necesidades de servicios públicos y de infraestructuras. Por responsabilidad individual y coherencia con la evolución del Psoe, los actuales dirigentes de la agrupación deberían dejar paso a otros compañeros comprometidos con los nuevos métodos políticos, de negociación y de trabajo de Pedro Sánchez, que están marcando con éxito la hoja de ruta del Psoe en esta nueva etapa multipartidista.

 

            No es ningún secreto si digo que el verdadero “Secretario General en la sombra” de la agrupación socialista de Alicante es Ángel Franco, todos los socialistas lo saben y muchos alicantinos también porque continuamente así se dice en la prensa local. Para algunos puede ser una bendición por su experiencia en el partido y en política, para otros, es una carga demasiada pesada para que esta agrupación socialista pueda adaptarse a las preferencias y necesidades de la sociedad en continua transformación. El modelo de cortijo clientelar del veterano dirigente político alicantino sigue vivo: ganar elecciones internas para perder elecciones municipales, y, por consiguiente, dejar vía libre a los caciques de los grandes negocios alicantinos.

 

            Hasta ahora, esta deficiente forma de dirigir la agrupación pasaba desapercibida para los votantes porque en los procesos electorales estaba el Partido en Valencia y Madrid que daba la talla. También era rentable para la cúpula local aplicar la ley del mínimo esfuerzo: sólo tenía que controlar a los afiliados de cara a las Asambleas, no dando participación a los incómodos, y a los adeptos, repartiendo promesas de toda índole. La rutina era suficiente para dirigir el día a día de la agrupación y supervisar los lobbies locales, tanto estando en el gobierno de la ciudad como en la oposición. Pero los tiempos han cambiado, y A.F. y su Ejecutiva no se han enterado. Sin debate político no hay aportaciones de ideas nuevas, ni comunicación interactiva con la ciudadanía, ni posibilidad de ganar elecciones.  Y, por tanto, con este panorama es difícil cumplir con las promesas electorales: si no se ganan elecciones de nada sirven los programas.

 

            Para romper con esta dinámica de rutina y estancamiento dentro de la agrupación socialista de Alicante, los socialistas necesitan recuperar la participación de los afiliados en el debate político del partido. Los socialistas queremos que las decisiones no vengan impuestas desde arriba. La agrupación socialista no necesita jefes, necesita un secretario general que organice y lidere el partido con un programa ajustado al modelo de sociedad socialista, es decir una sociedad más igualitaria, más justa, con derechos y deberes para todos, y no con un programa circunstancial y personal. Necesitamos recuperar la participación de la agrupación local en el debate político del partido. Es imprescindible que los socialistas de base aporten críticas constructivas sin temor a caer en desgracia, porque de lo contrario estamos fomentando el servilismo y el estancamiento de ideas. El Psoe del S.XXI es un partido de izquierdas, universalista, democrático y participativo, y es el referente que debe guiar a la agrupación de Alicante.

 

            Un grupo de socialistas alicantinos decide unir sus experiencias políticas y sociales para aportar ideas críticas, pero siempre constructivas, para que los socialistas consigan una agrupación que ilusione a los alicantinos. La nueva agrupación debe ser el punto de encuentro con la mayoría social progresista para la confección del proyecto de programa electoral y de gobierno de la ciudad, y en constante escucha con los movimientos vecinales, sociales y culturales de progreso de Alicante. Este grupo está abierto a colaborar con cualquier afiliado y grupo del Psoe para conseguir entre todos una agrupación socialista capaz de gobernar el Ayuntamiento de Alicante. Sólo con este noble propósito nace Praxis´21.

 

Fdo.: Luis Perant Fernández

DIARIO INFORMACIÓN

jueves, 28 de octubre de 2021

TARJETA ROJA AL LEGISLATIVO

 


 

Un diputado es desposeído de su escaño y expulsado del Congreso de los Diputados. En un primer momento se produce un revuelo en los medios de comunicación, todos opinamos del tema en las tertulias y en la calle. Pero al cabo de unos días, todo se olvida. Para unos, borrón y cuenta nueva y para otros, se normaliza la agresión antidemocrática. Olvidemos por un instante los nombres, las acciones, el protagonismo y los intereses visibles y ocultos de los actores, de los partidos políticos y de las instituciones. Veamos el tema desde un punto de vista objetivo, estrictamente político de libro.

 

Vivimos en un sistema político democrático y casi todos creemos que con la independencia de los tres poderes del estado es suficiente para garantizar nuestra democracia. Pues no, nuestra sociedad, que está viva y en continua evolución y ebullición, presiona constantemente a los tres poderes del estado para conseguir influir en ellos y conseguir sus intereses. Los tres poderes, que no son ajenos al egoísmo humano y a las presiones de los lobbies, intentarán resolver tales reivindicaciones propias y ajenas aún a costa de influir y/o invadir las competencias de los otros poderes. Por tanto, la supuesta independencia de los tres poderes es una utopía.

 

Además, en una dictadura también existen los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El dictador, que puede ser tanto de derechas como de izquierdas, siempre tendrá razones de peso y métodos disuasorios para justificar o imponer su voluntad e injerencia a los tres poderes. A su vez, estos tres poderes que están formados por personas, todas ellas muy honorables, respetadas y preparadas, siempre estarán al servicio del dictador, unos por ideología, otros por miedo y muchos por interés. Por tanto, nuestra democracia no puede depender solamente de la idealizada independencia de los tres poderes del estado porque en la práctica, y bajo cualquier régimen político, nunca se dará tal independencia. ¿Solución para tan grave problema? Pues tendrá que haberlo, porque como hemos visto, un poder puede invadir otro, puede decidir y sancionar por encima del mandato democrático de los ciudadanos.

 

Si analizamos los tres poderes, el único elegido directamente por los ciudadanos es el poder legislativo. A su vez, el poder ejecutivo es elegido por el legislativo, es decir, es una elección indirecta de los ciudadanos. Por último, la elección del poder judicial es totalmente ajena a los ciudadanos. Es un coto privado de notables de la judicatura, de los estamentos tradicionales. No sabemos si la entrada de los partidos políticos para elegir los altos tribunales, desde la Constitución del 78, obedece a un intento de la Política para controlar y regular el poder judicial, o por el contrario, si tales partidos son simples peones de la judicatura para lidiar dentro del sistema democrático.

 

Resumiendo, y para no confundirnos nos atenemos a nuestra Carta Magna. La Constitución española dice en su artículo primero que la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria, y que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. Creo que este artículo deja claro que ningún poder del estado puede socavar y/o destruir la soberanía del pueblo. Como todo ser humano, el diputado puede delinquir y ser sancionado por los tribunales de justicia. Tal tribunal sancionará según el ordenamiento jurídico, pero nunca podrá revocar una votación de la soberanía del pueblo. Nunca podrá anular un Acta de diputado. El supuesto diputado delincuente seguirá representando la soberanía del pueblo en el Parlamento hasta que expire su mandato. Si alguien puede sancionar la mala conducta de un diputado son los partidos políticos. Éstos pueden aislarlo y excluirlo de los Grupos parlamentarios, que son los verdaderos protagonistas en los parlamentos. Y en las siguientes votaciones la soberanía del pueblo premiará a unos y sancionará a otros.

 

A muchos demócratas nos cuesta comprender cómo Adolf Hitler llegó al poder desde un sistema democrático y con una ciudadanía tan culta como la alemana de principio del S. XX. Y sin embargo sucedió. Se empieza invadiendo competencias de algún poder del estado, y se termina apropiándose de todas las competencias de los tres poderes. Y como siempre terminamos judializando un tema que debería ser resuelto por el propio sistema político democrático. Si al final se lleva el caso al Tribunal de Estrasburgo, ya veremos en qué términos se pronunciará el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que es la máxima autoridad judicial para la garantía de los derechos humanos y libertades fundamentales en toda Europa.

 

Fdo.: Luis Perant Fernández


jueves, 2 de septiembre de 2021

DESEOS Y REALIDADES SOBRE AFGANISTÁN.

 




Todos queremos salvar a todos los afganos/as que han colaborado con Occidente estos últimos 20 años porque es de ser humanos y bien agradecidos. Pero el deseo es infinito y la realidad política, económica y social son limitadas. Pero además el problema-solución no debe verse en clave nacional, sino a nivel de la Unión Europea. Por supuesto que el gobierno español intentará influir en el resultado final frente a otros gobiernos nacionales de la Unión con políticas diferentes u opuestas sobre la ayuda humanitaria y acogida de refugiados. Pero al final la ayuda española será la que apruebe el Consejo Europeo y dicte la Comisión Europea, y aquí entran las políticas de los 27 estados socios.

 

Si fuese por las ong´s, la UE debería acoger a todos los refugiados y pobres del mundo. Claro, sus dirigentes, que no los voluntarios y cooperantes, administran sus organizaciones como si fuesen empresas, es decir, con sus ingresos, sus gastos y sus beneficios. Los ingresos son proporcionales a los necesitados atendidos, cuantos más, mejor. Y los beneficios, que no son monetarios, son clientelares y ocupacionales, sirven para afianzar la organización con profesionales adeptos e incondicionales al movimiento.

 

Si fuese por una cierta clase acomodada europea pertenecientes a movimientos múltiples, y organizados al amparo de los presupuestos públicos, también habría barra libre para todos: fuera fronteras y fuera gastos militares. Es igual que una competición, a ver quién da más. El dinero cae del cielo y aquí hay sitio para todos. La perfecta definición del mal comunista, repartir el dinero de los demás y guardarse el suyo. En el otro extremo político están las organizaciones empresariales, temibles lobbies para los gobiernos. Estos también quieren barra libre para desregular el mercado laboral, bajar salarios y aumentar beneficios.

 

Si fuese por los partidos políticos de ultraderecha europeos, esos que gobiernan algunos estados de la UE o están en la oposición en otros, no habría que dejar entrar a ninguno. Menudo ejemplo de agradecimiento a los que se han jugado la vida al lado de Occidente. Pero habrá que tenerlos en cuenta porque estos partidos se nutren con los votos de los ciudadanos más precarios de la sociedad europea, y que cada día son más. Estos ciudadanos en paro, o con salarios y pensiones de subsistencia se sienten abandonados de los organismos públicos, y no entienden que se gaste el dinero público con “extranjeros”, cuando ellos son los grandes olvidados de esta sociedad de consumo de la UE. Con este discurso de la ultraderecha y esta percepción-realidad de las clases desfavorecidas, qué fácil es acaparar votos y engordar la ultraderecha, con el consiguiente peligro para la democracia. Por tanto, habrá que buscar un punto intermedio que garantice la cohesión de la UE y nuestro sistema político democrático.

 

La Unión Europea existe porque hay un equilibrio de intereses de todos sus estados miembros. Y cuando ese equilibrio se altera, incluso sin llegar a romper, la Unión puede sumas o restar socios. El último ejemplo lo tenemos con la salida del Reino Unido a final de 2020. Por tanto, el problema afgano ha de resolverse sin socavar la UE. Porque, hasta ahora, la mayoría de los españoles y europeos queremos seguir en la Unión. No debemos olvidar que los países integrantes de la UE nunca han disfrutado de un período tan largo de paz.

 

La acogida de los afganos/as colaboradores de Occidente es una prioridad incuestionable, pero la UE debe salir y explicar la situación de extrema gravedad y no dejar que el discurso de la ultraderecha se expande y gane adeptos. Claro que para ello debería tener una política definida sobre los refugiados a nivel global. Esto ha sido una repetición de lo ocurrido en Irak, Libia, Siria, Yemen, y otros países. Estados Unidos invade o provoca el derrumbe del régimen político por intereses económicos o geopolíticos y la Unión Europea debe asumir los daños colaterales. En contrapartida el ejército USA, que es el ejército del Imperio, garantiza la supremacía del actual sistema político-económico global. Nadie sabe dónde está la reserva de oro de Libia, que era la mayor del mundo, y quién comercializa su petróleo, ni quiénes se beneficiarán del gas sirio, nadie se pregunta quienes son los que venden y compran el opio afgano, quienes venden las armas a los gobiernos amigos y también a los enemigos...

 

Es hora de un nuevo Tratado de la UE, o verdadera Constitución Europea, que defina una política exterior propia, claro que para ello se impone tener un ejército propio, con el gasto económico que ello conlleva, y la incertidumbre de una nueva relación de fuerza global que rompería el actual equilibrio global.

 

Fdo.: Luis Perant Fernández

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