viernes, 8 de junio de 2018
EXPOLIO ECONÓMICO LOCAL.
De unas décadas para aquí, la
distribución al por mayor y las ventas al por menor han cambiado radicalmente y
han modificado los hábitos de los consumidores. Y por supuesto, los gigantes de
internet y sus ventas no existían. Para la mayoría de los consumidores, este
cambio ha sido positivo, aunque no sean conscientes del adoctrinamiento de la
publicidad de consumo. La oferta de productos es mayor, los precios han bajado
y la concentración en centros comerciales, o en el mismísimo hogar, reduce el
tiempo empleado en compras y promueve y facilita el consumo y el ocio. Pero el
lado negativo también existe.
Antes, el comercio al por menor
empleaba miles de puestos de trabajo. Algunos dirán que el modelo actual
también, pero hay una gran diferencia. Las ganancias empresariales de esos
negocios se quedaban “en casa”. Ese dinero se empleaba en invertir en el
negocio o se repartía entre los miembros de la familia. Los hijos seguían con
el negocio familiar o se instalaban por cuenta propia, pero siempre el
beneficio empresarial se invertía en el lugar. Los hijos formaban sus propias
familias y consumían vivienda, comida, vestimenta y ocio. El beneficio
empresarial generaba más riqueza, más consumo, más trabajo.
Ahora el beneficio empresarial
pertenece a grupos de empresas, la mayoría de ellas multinacionales
propietarias de la distribución y franquicias de los centros comerciales y
ventas por internet. Y ese beneficio empresarial “vuela” hacia los Paraísos
Fiscales que son las sedes de esos gigantes de las finanzas, producción y
distribución. El beneficio ya no se queda aquí para ser reinvertido. Aquí sólo
quedan los trabajos precarios y mal pagados. Es un expolio legal de la riqueza
local, el beneficio que genera la sociedad local es secuestrado, desaparece. Y
esas multinacionales sólo invertirán de nuevo en el lugar cuando el Poder
político local les garantice subvenciones suculentas para nuevos negocios con
beneficios seguros. Y la situación seguirá autoalimentándose y agravándose, más
trabajos precarios, más expolio de los beneficios y riquezas locales, más
concentración de capital en los Paraísos Fiscales y menos ingresos de la
Hacienda Pública.
Las clases altas tradicionalistas
nacionales, que apoyaron un Sistema Político de la Unión Europea no democrático
para controlar el poder económico, se han visto desbordadas por el gran capital
(¿judío entre otros?) que ha confeccionado un modelo económico a su medida: la
Globalización neoliberal. Esta pérdida de negocio local provoca una reacción
política de las burguesías locales en toda la Unión Europea. Éstas están
organizando movimientos y partidos políticos nacionalistas para reivindicar
políticas proteccionistas que defiendan sus intereses. Ante la pérdida de peso
económico y político, estas oligarquías locales hacen suyo el idealismo
nacionalista cultural excluyente de corte fascista para movilizar las masas y
recobrar protagonismo político. Estos movimientos, además de ponen en peligro
la cohesión social de la UE, no persiguen combatir la globalización neoliberal,
sino defender exclusivamente sus intereses burgueses locales, y ninguna otra
clase social. Son conscientes de su vasallaje pero quieren mayor porción en el
reparto.
La desaparición de las Cajas de
Ahorros es un ejemplo más del expolio económico local y social. El negocio
bancario de las Cajas de Ahorros representaba el 50% del mercado español. Ese
beneficio empresarial de miles de millones de euros de las cajas se invertía en
sus zonas de influencia a través de la denominada Obra Social. Además,
mantenían miles de puestos de trabajo y daban servicios bancarios y de crédito
a cientos de pueblos pequeños que redundaban en generar actividad económica
local.
Pues bien, las multinacionales
bancarias no podían dejar escapar tal negocio. En connivencia con el poder
político, los bancos se lanzaron a destruir las cajas y adueñarse de su cuota
de mercado. El Banco de España les impuso colocar productos financieros de
riesgo y relajó los controles, los medios de comunicación desprestigiaron la
mala gestión, y también la buena, y el “Poder burgués local” saqueo las
cuentas, y con ello la credibilidad social de las cajas. Las Cajas de Ahorros
estaban finiquitadas con el visto bueno y participación del Banco de España y
del Gobierno de España, y por encargo de los Holdings financieros.
La Globalización absorbe otro
negocio local rentable y se lleva el beneficio a los Paraísos Fiscales. Los
beneficios de las cajas que se destinaban a Obras Sociales se regalan a los
accionistas privados globalizados. Miles de millones de euros cambian de
bolsillo, de lo público a lo privado. Pero es que ese negocio es un filón, son
miles de millones de euros todos los años, hasta la eternidad o hasta que dure
este modelo de Globalización neoliberal. La corrupción política en España
difícilmente desaparecerá con estos antecedentes tan rentables e impunes.
Fdo.:
Luis Perant Fernández