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lunes, 31 de diciembre de 2012
INFORMACIÓN, POR DEFECTO Y POR EXCESO.
Me he planteado no escribir durante el año 2013.
No es por cansancio ni por apatía, simplemente es para bajar a pie de calle y aprender, para no olvidar que la política es por y para los ciudadanos de a pie.
Personalmente, seguiré entrando en el blog para acceder a los enlaces de la columna derecha.
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INFORMACIÓN, POR DEFECTO Y POR EXCESO.
En España, hemos tenido un caudillo
durante cuarenta años, y por tanto, sabemos diferenciar entre censura y
libertad de prensa. Pero vivir en la España actual, un estado de derecho y
democrático, no debe ser motivo para no plantearnos dudas sobre la veracidad de
toda la información que nos llega. El bombardeo de noticias, al que estamos
sometidos constantemente, es interesado como todo en esta vida, y la
información recibida puede ser contradictoria según el medio que la difunda. El
exceso de noticias puede surtir un efecto nocivo comparable con la censura,
sobre todo para aquéllos que no han adquirido la suficiente formación para
asimilar y procesar tantos datos.
En democracia no hay censura, pero la opinión
pública está dirigida: es noticia lo que interesa que sea noticia y para
ello se le da mayor cobertura. La noticia que no interesa es efímera o se
desprestigia. Existe una
verdadera lucha para apoderarse de la mente de los consumidores y del voto de
los ciudadanos, pero también, para moldear la socialización,
la cultura, el comportamiento, las preferencias y los
gustos de los individuos, y de los grupos, es invisible pero
real. Los grupos de interés más poderosos, todas las administraciones
públicas y las organizaciones internacionales invierten grandes cantidades
de dinero en este negocio siempre rentable.
Por tanto no resulta extraño que se creen entidades
cuyo fin último sea precisamente esta manipulación de la información, pero
también su control, como lo demuestra su desembarco en internet y las redes
sociales. Estas organizaciones, a través de
patrocinadores, colaboradores, redactores, guionistas, tertulianos,
columnistas, voceros y cotizados mercenarios entre líderes sociales,
políticos, empresarios, actores, sindicalistas, profesores universitarios y
científicos, unas veces se encargan de difundir los
mensajes políticamente correctos, y
otras, de propagar información falsa. Hay organizaciones creadas sólo
para estos fines, por ejemplo: laboratorios sociales, emisoras
de radio y televisión, agencias de noticias, editoriales, productoras de
cine, sectas y asociaciones de todo tipo. Mucho más
problemático es cuando otros entes, concebidos con fines y principios nobles y ajenos
a todo esto, acaban sometidos al pensamiento oficial para asegurarse
los ingresos por subvenciones, por
ejemplo: partidos políticos, sindicatos, religiones, fundaciones, ong´s,
asociaciones y empresas. También hay otras entidades informativas profesionales
que tienen que abdicar y someterse a lo políticamente correcto,
de
lo contrario se quedan sin patrocinadores publicitarios, que
son los que mantienen económicamente a la mayoría de los medios de
comunicación. El medio, que dice ser independiente, y no acepta
recomendaciones, pues se queda sin ingresos por publicidad e
inevitablemente desaparece.
Se
entiende que los patrocinadores son las administraciones públicas que pagan
para que sus programas políticos, económicos y sociales, que conllevan cambios
y desigualdades en la sociedad, sean
aceptados o al menos tolerados,
pero
también, son los entramados financieros mundiales que a
través de sus holdings controlan la producción, la distribución, el
consumo, la economía, las noticias, la publicidad y el mismísimo mercado
mundial. Y es de sobra conocido, que el que paga, manda. Y mandar es dirigir la
opinión pública hacia un dogma económico, político y social que proyecte una
visión concreta y única del mundo, y ninguna otra. Podemos decir que la opinión
pública se desliza hacia la opinión privada colectiva, que beneficia el interés
partidista y privado, pero se aleja del interés general.
Nunca he
escrito para agradar a los demás, ni tampoco para aleccionar o adoctrinar. Es por lo cual, en un tema tan delicado como el que
he tratado, no hago referencia alguna a ejemplos concretos. Sería facilísimo
llenar páginas con actuaciones reales y contrastadas, de todo tipo, a todos los
niveles y en todos los medios, para avalar mi tesis. Pero no lo hago, porque
inevitablemente entrarían en conflicto las ideologías políticas y los intereses
económicos, y eso daría pie a cuestionar el único carácter divulgativo de este
texto. En cualquier caso, las formas en las que se manifiesta la información
por exceso son muy diversas, y por supuesto, mucho más refinadas que las que
pudiéramos tener en los tiempos de la dictadura con la información por defecto.
Ahí están los continuos señuelos informativos, los chivos expiatorios, los
globos sonda, los argumentos endebles puestos en bocas impostoras en el bando enemigo,
o los linchamientos sociales aceptados por unanimidad tras la convincente
explicación de alguna voz autorizada o respetada. En todo caso, buscar ejemplos
de manipulación informativa es un juego intelectual divertidísimo para el
espíritu crítico, siempre que no te afecte psicológicamente.