No podemos entender la actual crisis económica europea si nos ceñimos únicamente al bombardeo informativo al que estamos sometidos. Es necesario incorporar el momento actual al devenir histórico de la sociedad para comprender las transformaciones que se están llevando a cabo.
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martes, 12 de abril de 2011
REVOLUCIÓN PACÍFICA
No podemos entender la actual crisis económica europea si nos ceñimos únicamente al bombardeo informativo al que estamos sometidos. Es necesario incorporar el momento actual al devenir histórico de la sociedad para comprender las transformaciones que se están llevando a cabo.
Cuando hablamos de Revolución se nos viene a la mente las luchas violentas y sangrientas para derrocar el poder establecido y reemplazarlo por otro. Sin embargo, rara vez pensamos en los cambios profundos que condiciona el nuevo modo productivo resultante y las nuevas condiciones de vida de millones de personas. La Revolución francesa, la Revolución industrial del siglo XIX, la Revolución rusa pero también las dos Guerras mundiales del siglo XX han configurado nuestra Historia y condicionado nuestro presente. La Segunda Guerra Mundial representó la victoria de las naciones de economía librecambista (bloque democrático) en detrimento de las naciones de economía proteccionista (dictaduras). Esta guerra fue total, y para ganarla y reconstruir Europa, el poder establecido tuvo que conceder participación política a los movimientos y partidos de izquierdas. Desde entonces, las clases media y obrera han influido en las políticas sociales y han contribuido en la construcción del estado de bienestar.
Actualmente presenciamos la transformación del estado de bienestar en algo nuevo que algunos llaman el estado neoliberal, y que representa un deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos europeos. Unos lo atribuyen a la concentración de la producción en Asia, otros a la globalización del capital, y otros al consumo de los países emergentes. Y razón no les falta, pero eso son las consecuencias, y no la causa. En los últimos 25 años, hemos asistido a una verdadera Revolución, esta vez pacífica, pero no menos efectiva en cuanto a sus fines que es el cambio de poder político-económico en el bloque occidental, en la Unión Europea y sus Estados miembros.
Los protagonistas de esta Revolución pacífica son las multinacionales. Son empresas transnacionales, con sus respectivos paraísos fiscales, que forman una telaraña de intereses productivos, distributivos, de servicios y financieros con más poder económico que muchos Estados. Han asaltado el mundo de la Política a golpe de chequera para defender sus negocios por encima del interés general. Es habitual el trasvase entre políticos y ejecutivos de estos holdings. En España tenemos el ejemplo de Rato, Zaplana, Aznar, Felipe, etc., pero también la dimisión de Pedro Solbes en beneficio de Miguel Sebastián. En las Instituciones del Banco Mundial, las Naciones Unidas o la Unión Europea ocurre lo mismo, los políticos son directivos de ida y vuelta. Las reuniones del G-20, dónde supuestamente deben encontrarse las soluciones a esta crisis económica mundial, están acaparadas y dirigidas por directivos de las multinacionales. Otro ejemplo lo tenemos en el sistema financiero europeo. El Banco europeo no abastece los bancos nacionales. El país que quiere financiación tiene que acudir a los mercados internacionales privados y pagar el tipo de interés impuesto, y que no depende de su deuda sino de la valoración de su capacidad de devolución. Esto quiere decir que países como Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, que tienen, en porcentaje, una deuda pública superior a la española, paguen menos intereses en esos mercados. Pero la verdadera conclusión es, que el país que no se somete a las reformas impuestas por los “mercados privados”, se queda sin financiación, y por ende, sin crecimiento. Las reformas consisten en disminuir el gasto público social y canalizar ese ahorro hacia los mercados privados. Sin olvidar, que las inversiones en infraestructura ya no obedecen a las necesidades de la población, sino a los intereses empresariales. Otro negocio que no podía quedar al margen de las multinacionales es el de las Cajas de Ahorro. Se ha forzado el deterioro de las Cajas para que el rescate aparezca como su salvación, cuando en realidad ha sido otro expolio de lo público, para abastecer esos mercados internacionales privados... La corrupción también se ha disparado desde que lo público se confunde con lo privado…
Esta Revolución pacífica está cambiando nuestro modo de vida, incluso nuestra visión del mundo. La Democracia tiene infinidades de definiciones según los países y las épocas, una definición que cobra fuerza en estos momentos es: “La Democracia es el gobierno de la minoría con el consentimiento de la mayoría”.