Si preguntamos a la gente cual es el
mayor problema del mundo en general, pues cada cual dirá uno: el trabajo, la
vivienda, la inmigración, la seguridad, los servicios públicos, las guerras...,
pero siempre en función del problema que más afecte a su interés. Pero si
queremos que la respuesta sea objetiva, tenemos que ahondar en la Historia, en
la economía, en las religiones, en la política... A veces, un sinfín de
problemas tiene el mismo origen. Por mi
parte, voy a opinar.
Que yo recuerde, en todas las épocas, en
todos los sistemas económicos y políticos, el Jefe de la Tribu, el Señor, el
Rey, el Emperador, el César, el Zar, el Sultán... siempre han sido los dueños
de la fabricación y del comercio de las armas de guerra, ellos, la Hacienda del
monarca o el Estado. ¿Y cómo está el tema en nuestro Occidente actual? Pues la
defensa militar de Occidente está en manos de la OTAN. Todos los Estados
miembros deben pagar un porcentaje de su PIB para armar la OTAN y garantizar
nuestra seguridad.
¿Y dónde compra las armas sofisticadas
la OTAN? Pues a la industria armamentista estadounidense: barcos,
portaviones, aviones, defensas antiaéreas, tecnología militar, misiles
balísticos... ¿Y quiénes son los dueños de esa industria?, pues el sector
privado. El capital financiero globalizado, con sede en los Paraísos
Fiscales, es dueño de la industria armamentista, pero también de la
financiación de los Estados y, por ende, contamina la política belicista de los
Estados.
Ese mismo capital financiero globalizado
financia la economía de los Estados miembros de la Unión Europea, no son
sus Bancos Centrales, ni siquiera el Banco Central Europeo. Y esto es así
porque los Tratados de la Unión Europea así lo imponen. Esta subordinación
financiera de la UE nos cuesta a todos los europeos 100.000 millones de euros
anuales de intereses, además de devolver el capital de los préstamos. Por
supuesto que esta dependencia financiera también contamina y condiciona las
políticas del gasto público de los Estados, tanto de las políticas de oferta de
los gobiernos de derechas, como de las políticas de demanda de los gobiernos de
izquierdas.
La investidura
de Donald Trump será el lunes 20 de enero de 2025. Esa fecha será
importante para Occidente y para el mundo en general. Sabremos si Trump
gobernará para sus votantes o para el capital financiero globalizado. Para
ganar las elecciones, Trump prometió “primero América”, es decir,
reindustrializar Estados Unidos, restringir el comercio con China y terminar
con las guerras costosas para EE UU. Estas políticas chocan de lleno con los
intereses del capital financiero globalizado. La incorporación del hombre más
rico del mundo, Elon Musk, al equipo de Trump puede indicar el interés de
EE UU por controlar al capital financiero globalizado. Pero también, esa
incorporación puede obedecer al deseo del capital financiero globalizado por controlar
las elucubraciones de Trump. Pronto sabremos el desenlace de este dilema que
tanto nos afectará a los europeos y a Occidente en general.
Firmado: Luis Perant
Fernández