Esta decisión política podía haberse tomado antes, porque el entorno de la ciudad de Alicante reúne, desde hace bastante años, los criterios y baremos para denominar y delimitar geográficamente el área metropolitana de Alicante. Es de suponer las presiones políticas y económicas que, desde el centralismo valenciano, han existido para impedir la creación de un segundo núcleo rector y autónomo dentro de la Comunidad. Pues bien, aunque con retraso, bienvenido sea el proyecto, que de llevarse a cabo podría transformar por completo la vida de los alicantinos.
La sociedad posindustrial conduce inevitablemente hacia las grandes concentraciones. La división del trabajo y las economías de escala son la causa de la aparición de las grandes urbes, pero a su vez las áreas metropolitanas han de ser la respuesta al problema urbano.
Las ciudades tradicionales, con su núcleo central y su periferia, han crecido yuxtaponiendo sus zonas de influencia y creando un vasto territorio urbano. Aquí se produce una división funcional en el nuevo espacio, formándose zonas residenciales, industriales, culturales, marginales, de ocio, deportivas, etcétera…
Esta morfología es lenta pero inevitable, por tanto los poderes públicos han de prever las transformaciones y dirigir los recursos hacia las necesidades futuras, que deben centrarse principalmente en las vías de comunicación y el transporte público. El área metropolitana forma una nueva ciudad dispersa, una concentración descentralizada, donde los ciudadanos deben desplazarse continuamente para cubrir sus necesidades cotidianas. Es por ello que la principal característica de las áreas metropolitanas es una red de comunicaciones que conjugue las infraestructuras de autovías amplias con el ferrocarril rápido y ligero para dar respuesta a una demanda creciente de desplazamiento. Pero además, la distribución modal del transporte tiene carácter estratégico para favorecer la actividad económica, tanto interna, como con el exterior. Aeropuerto, puerto, ferrocarriles y autobuses deben estar conectados entre sí, y siempre que sea factible, agruparlos en estaciones intermodales (por ejemplo: ferrocarriles de vía ancha, vía estrecha y autobuses). También es cierto que las grandes ciudades están congestionadas y contaminadas por los vehículos a motor de combustión interna. La calidad de vida se degrada día a día y representa un peligro para la salud pública.
Por ello, el transporte del futuro en las urbes ha de ser rápido y no contaminante. Estas cualidades sólo las reúne el tren eléctrico de ancho de vía métrica y con trazados mixtos, es decir, subterráneo y en superficie, más conocidos como metro y tranvía. Este tren metropolitano es el que debe enlazar las ciudades, barrios y centros estratégicos con fuerte potencial económico y elevada densidad demográfica. Este tipo de transporte es el que se está imponiendo en las principales áreas metropolitanas occidentales. En la nuestra, es imprescindible la transformación del actual Trenet, que une las comarcas del litoral, desde Alicante hasta Denia, en un moderno tren metropolitano. El actual trazado debe modernizarse para dar servicio a los nuevos núcleos urbanos, pero también para incluir en su red la Universidad, la estación de Renfe de Alicante, el aeropuerto y la costa sur hasta Torrevieja.
El proyecto del área metropolitana de Alicante debe ser una prioridad para todos, una planificación errónea puede hipotecar el desarrollo económico y social de la provincia. La Universidad de Alicante debe participar activamente elaborando un estudio científico, primero para delimitar geográficamente el área metropolitana, segundo, planificando las necesidades reales de cada sector, integrándolo en el conjunto, y tercero, enumerando por orden de prioridad las actuaciones del sector público en la asignación de los recursos. Esta es la verdadera batalla política que debe protagonizar la Universidad, al lado de la sociedad y para la sociedad, y no perderse en pulsos quijotescos, coloreados de nacionalismo y ajenos a las necesidades de la sociedad. El área metropolitana de Alicante no debe ser delimitado por el poder político en bases a intereses partidistas o imperativos económicos. Existen criterios y baremos aceptados a nivel internacional que son los que debe aplicar la Universidad y demostrar que el área metropolitana de Alicante no se limita al Triángulo Elche-Alicante-Santa Pola. Éste abarca prácticamente toda la franja costera, desde Altea hasta Torrevieja, ensanchándose hasta Orihuela, Crevillente, Novelda, Agost y Muchamiel.
Para terminar, decir a los más escépticos, que esto no significa dividir la provincia en dos zonas, la rica y la pobre, sino ordenar el territorio donde se concentra la mayor población. Este tipo de áreas actúa como difusor de sus mejoras en pueblos y ciudades de su entorno, a un ritmo superior al del crecimiento natural de la población de éstos últimos. Además, la creación de un área metropolitana conlleva el dar solución al sector turismo. No debemos olvidar que la mayor industria de la provincia es el Turismo, y éste no puede desarrollarse únicamente por iniciativa privada, sino que requiere grandes inversiones públicas. La conservación del Medio Ambiente, de las playas, de las zonas del interior, del abastecimiento de agua y energía, etcétera, son cuestiones que deben resolverse, con el mismo rigor que las vías de comunicación en el proyecto del área metropolitana.Bienvenidas sean todas las plataformas ciudadanas que reclamen actuaciones dentro del área metropolitana de Alicante. Hasta el momento, ya existen varias: la plataforma para la gratuidad de la autopista A-7, la plataforma para el soterramiento de la estación de Renfe en Alicante y la plataforma “Trenet Metropolitano”.
Fdo: Luis Perant Fernández
LOS CINCO HERMANOS UN DÍA DE CAMPO