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Tren Turístico Limón Exprés (Benidorm-Gata de Gorgos). Ferrocarril Alicante-Denia.

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martes, 1 de octubre de 2013

CAMARADA RUBALCABA


            Gracias por tu visita a Alicante, aunque no sabemos muy bien a qué motivos obedece. No sabemos si has venido a poner orden o a perpetuar el sistema de cortijo socialista alicantino. El caso es, que el Corredor Mediterráneo no es en estos momentos la prioridad número uno para los ciudadanos, ni debe serlo para ti. Es cierto que es necesario para el desarrollo de la economía, pero ya lo era hace 30 años, pero gobernantes y empresarios callaron porque sus negocios iban viento en popa en otros sectores. ¿Te has planteado lo que esperan de ti los socialistas, y en general los ciudadanos asqueados por los recortes del Partido Popular?

            No esperamos que seas el jefe porque el partido socialista no necesita jefes. Necesitamos un secretario general que organice y dirija el partido con un programa ajustado al modelo de sociedad socialista, es decir una sociedad más igualitaria, más justa, con derechos y deberes para todos. Derechos a un Estado que se ajuste a la ley y a unos servicios públicos mínimos, y deberes respetuosos con el bien común y con la ley. Queremos que el secretario general lidere el partido con un programa socialista, y no con un programa circunstancial ni personal. Necesitamos recuperar la participación de las agrupaciones locales en el debate político del partido. Es imprescindible que los socialistas de base aporten críticas constructivas sin temor a caer en desgracia, porque de lo contrario estamos fomentando el servilismo y el estancamiento de ideas. Queremos que las decisiones no vengan impuestas desde arriba y que los dirigentes locales dejen de actuar de cortafuegos a cambio de prebendas e inmunidad. No queremos que los dirigentes socialistas se limiten a criticar los recortes del PP en sanidad, educación, derechos laborales, jubilaciones…, porque en cierto modo, se puede entender que sólo cuestionan la cantidad de los recortes. Queremos que tú, el secretario general, te comprometas con la sociedad y diga que si el Psoe gana las próximas elecciones, repondrás todos los servicios públicos y derechos laborales saqueados por el gobierno neoliberal de Rajoy. Queremos que tú, el secretario general, expliques quienes son los enemigos de la sociedad socialista del estado de bienestar, si están en España o en la Unión Europea. Y una vez desenmascarados, como superarlos.

            Si en una legislatura es imposible reparar todo el daño provocado por el gobierno en la sombra de los lobbies financieros, pues di sin tapujos el por qué, y cuáles son los obstáculos. También debes dar tu explicación sobre la generación de la deuda pública y la transformación de la deuda privada en pública, que son las que nos están ahogando, para que se tomen medidas contra personajes corruptos con nombres y apellidos y no repetir esta tragedia que está terminando con millones de vidas y de familias. Cuantas cosas deberías explicar si fueses valiente, porque experiencia y sabiduría no te faltan. Sólo espero que no abandones en este momento el barco socialista con tantas entradas de agua. Ahora bien, el socialismo necesita un barco nuevo con tripulantes e ideas libres de ataduras. Si no te encuentras con fuerzas suficientes, deja tus responsabilidades de primera línea. No cometas el error de nombrar tu sucesor, porque el socialismo no es una monarquía hereditaria. El Psoe del S.XXI debe ser un partido de izquierdas, universalista, democrático y participativo.

Fdo: Luis Perant Fernández
Alicante 24 Horas
Foro Expansión
Alicante 24 Horas
Rubalcaba en Cuatro TV, ¿socialista?

MOYO:  DESCANSO MERECIDO DESPUÉS DE UN DOMINGO DE TRABAJO DURO EN EL CAMPO.


jueves, 22 de agosto de 2013

CARTA ABIERTA AL JUEZ LUIS ALÁEZ



A principio de este año 2.013, dije en este blog que no escribiría durante todo el año. Sé que he fallado a mi palabra, pero no puedo callar ante tal injusticia. Primero, injusticia por la muerte de 79 personas inocentes, y segundo, por el linchamiento mediático organizado por el poder para culpar, desde el primer día, exclusivamente al maquinista.

CARTA ABIERTA AL JUEZ LUIS ALÁEZ

            No pretendo influir en su trabajo, porque el profesional de la Justicia es usted. Pero yo como profesional en la conducción de trenes durante 27 años y 2 meses, me veo en la obligación de aportarle datos para que usted pueda juzgar plenamente a los presuntos culpables del accidente ferroviario de Santiago.

            En las últimas décadas, la inversión en seguridad ferroviaria en todo el mundo podría cuantificarse en miles de millones de euros. La tecnología de frenado automático y ayuda en la circulación de trenes necesita cuantiosos dispositivos en la infraestructura ferroviaria y también en los trenes. Esta necesidad de seguridad obedece a criterios racionales y no a criterios discrecionales.

            La tecnología se ha desarrollado y aplicado en función de una demanda creciente de viajeros. A mayor circulación de trenes y mayor velocidad, pues mayores riesgos de accidentes, y por tanto, mayor inversión en sistemas de seguridad. Por ejemplo, en una vía que sólo pasa un tren cada dos horas, un sistema de bloqueo (seguridad) telefónico es suficiente. Es lo que ocurría hace 30 años cuando los trenes circulaban a 80 Km/h. Es fácil de entender que hoy día ese sistema telefónico no es válido para los trenes de cercanías, o el metro, de una gran ciudad, donde circulan trenes cada tres minutos en una red saturada. Tampoco es válido para trenes de última generación que pueden circular a más 300 km/h.

            Es demasiado ruin descargar toda la responsabilidad al maquinista. Según la legislación laboral, la potestad organizativa del trabajo corresponde exclusivamente al empresario, es decir que el trabajador se somete a los medios tecnológicos y de seguridad que el empresario instala. El trabajador que no obedece el reglamento y las condiciones establecidas no tiene cabida en la organización, es sancionado y en última instancia es despedido. En este caso, Adif, Fomento o la autoridad competente tendría su parte de responsabilidad por no haber evaluado en su justa proporción la carga de trabajo del maquinista, con los medios de seguridad proporcionado por Adif y necesarios para la seguridad de los viajeros en la circulación de ese tipo de trenes.

            A ver si me explico bien para que los no ferroviarios entiendan lo que quiero decir. Los medios de comunicación dicen una y otra vez que el maquinista se despistó. Pues es falso. El maquinista de un tren de última generación tiene que atender, y a veces responder, hasta más de 20 indicaciones u órdenes del tren, o del puesto de mando de circulación, por minuto. Puedo asegurar que todos los días que trabajé en estos últimos años tuve miedo, miedo de no ver algún obstáculo en la vía porque no daba abasto a controlar y responder a todas las órdenes, y eso que en los tramos que yo circulaba eran de cercanías y subterráneos, y la velocidad máxima era de 80 km/h. Por tanto, no es inusual que un maquinista descuide una señal o una orden, no porque se despiste, sino porque puede darse una saturación de órdenes. Para estos casos, entre otros, está la tecnología, para suplir los fallos humanos y asegurar la seguridad del tren y de los viajeros.

            En todas las empresas ferroviarias existe un Comité de Seguridad en la Circulación compuesto por representantes de los trabajadores y de la dirección de la empresa. Puedo asegurar que la mayoría de ellos están cualificados. Pues bien, este Comité sólo tiene competencias consultivas. Y cada vez que los sindicatos piden competencias ejecutivas, los dirigentes "políticos" (sí políticos, esos que no saben de ferrocarril pero controlan las inversiones con las contratas ferroviarias) repiten una y otra vez: "la potestad organizativa es de la empresa", lo que equivale a decir: "quién decide las inversiones, aunque sean para la Seguridad, somos nosotros. ¿Quién decidió que en este tramo de vía no era necesario un sistema de frenado automático? Los profesionales ferroviarios y maquinistas, seguro que no fueron.

            Se ha desatado una campaña mediática de tal magnitud culpabilizando al maquinista que si estuviésemos en el Medievo, el populacho ya lo habría quemado en la hoguera. Tirando de los hilos que han costeado tal propaganda, podría usted destapar la trama. Del accidente de Metrovalencia no aprendimos nada porque se cerró en falso. Si este accidente de Santiago también lo cierra usted en falso, esta tragedia estará condenada a repetirse.
           
Fdo.: Luis Perant Fernández








lunes, 4 de febrero de 2013

CORRUPTOS Y CORRUPCIÓN

                  
                  Este artículo ya se publicó en julio de 2010. Pero como sigue estando de actualidad, pues vuelvo a colgarlo en el blog. Y mantengo lo dicho en el artículo: "eliminar a los corruptos no garantiza terminar con la corrupción". Siempre nos fijamos en el Poder Ejecutivo, y nos olvidamos del Legislativo y del Judicial. Los lobbies que fomentan la corrupción para conseguir sus negocios presionan por igual a los tres poderes del Estado. La legislación y la aplicación de las leyes son parcelas importantes que no debemos descuidar si queremos mantener el estado de bienestar y conservar la democracia.


CORRUPTOS Y CORRUPCIÓN


            Por norma, los ciudadanos tienen un mal concepto de los políticos, sobre todo inmediatamente después de algún caso de corrupción. Y razón no les falta. Por mi parte, cuando no dispongo de suficiente información sobre un caso, pues no opino. Eso no quiere decir que calle sobre nuestro sistema político que da pie a meter la mano en las arcas públicas.

                  No faltan los ejemplos de personas que están en política por dinero, ni tampoco los mercenarios a sueldo de las clases adineradas, ni tampoco los líderes sociales profesionales que se venden al mejor postor. Todos ellos no son políticos, son gentuza sin escrúpulos, líderes obreros, empresariales y políticos que dominan a la perfección el arte de la retórica para confundir y lograr anteponer sus intereses. Si además dentro de su partido o asociación se fomenta la corrupción, entonces aparece ese personaje público repelente y engreído que está en posesión de la verdad. Y como está respaldado por un partido o grupo poderoso, pues pretende estar por encima de la ley, demostrando toda su arrogancia, descaro y chulería cuando habla en público.

                    Lo que entendemos por políticos, son en realidad gestores. Son personas con vocación pública e inquietudes sociales, que están en política para aportar conocimientos, experiencia, ilusión y trabajo, por supuesto, todo ello desde una óptica ideológica. Son fieles peones de las directrices de su partido y por regla general cumplen con su cometido y trabajo. Pero la figura del gestor se desvirtúa cuando, desde arriba, están obligados a actuar al límite de la ley. Unas veces, para este tipo de encomienda son necesarios gestores inteligentes, preparados y de plena confianza. En otras ocasiones, sólo se necesitan subordinados agradecidos, capaces de ejecutar las órdenes sin hacer preguntas, y si es posible, poco espabilados para no descubrir la trama.

            Al igual que el enigma del huevo y la gallina, nunca sabremos si primero nació la corrupción desde la clase política o desde la empresarial. Éstos se confunden, hay empresarios que se disfrazan de políticos y políticos que se camuflan de empresarios. Lo cierto es que el sector público gestiona mucho dinero y los empresarios, como es lógico, buscan negocio allí dónde se encuentra. No es momento de culpar o disculpar a unos y a otros, y la justicia debería ser ejemplarizante con sentencias severas en todos los casos de corrupción. Pero eliminar a los corruptos no garantiza terminar con la corrupción.  

                    Con la Constitución del 78, la Administración pública se descentraliza, se democratiza, pero sobre todo se expande y multiplica. En aras de una mayor agilidad y asignación de recursos, las administraciones y sociedades estatales, autonómicas y municipales escapan del Derecho administrativo, considerado poco dúctil y eficaz, por sus excesivas suspicacias y controles, y optan por el Derecho privado, mucho más ágil y operativo. Todo esto se consigue  gracias a una serie de leyes promulgadas, la mayoría, en la segunda mitad de la década de los 90 y casualmente con gobierno del Partido Popular. La consecuencia primordial que se deriva de este cambio es la inaplicación de la legislación sobre contratos administrativos, en especial de los procedimientos de selección de contratistas, así como del régimen de función pública para su personal, todo lo cual ya no se controla por la jurisdicción administrativa, sino por la civil. La evasión a fórmulas organizativas que admiten la utilización del Derecho privado, va encaminada a liberarse de los rigores del control del Derecho público en materia de retribuciones funcionales, selección de contratistas, control de las intervenciones, etc.

                 A mi juicio, el Derecho privado no sirve para garantizar los principios de igualdad, mérito y objetividad, porque en el Derecho privado son irrelevantes. Tenemos que desmitificar la creencia en la mayor eficacia de la Administración cuando actúa sujeta al Derecho privado, porque ésta, no está condicionada por el riesgo empresarial, es dinero de los ciudadanos y los gestores no corren el riesgo de la quiebra empresarial. Las administraciones públicas sufren dos procesos de expropiación, una por la clase política y otra por el sector privado, conjugadas ambas a través de connivencias que permiten marginar el empleo de servicios propios y de la clase funcionarial.

                Este nuevo escenario ignora las raíces históricas del Derecho administrativo que se sustancian en la protección del interés público, precisamente contra los administradores corruptos que ahora son, cada vez más, miembros de la clase política y/o empresarial, o están subordinados a ellas mediante variadas fórmulas de clientelismo. Mientras tengamos leyes confusas y discrecionales, y de dudosa constitucionalidad, que regulen la Administración pública, siempre habrá corrupción.