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Tren Turístico Limón Exprés (Benidorm-Gata de Gorgos). Ferrocarril Alicante-Denia.

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sábado, 9 de junio de 2012

EUROPEOS DEL SUR


           
            Rajoy no puede suplicar ni exigir a Europa. La Unión Europea es una asociación voluntaria de Estados-nación para mejorar la posición política y económica de cada uno de sus integrantes. Para ello, delegan poderes limitados y muy vigilados, en unas instituciones comunes que gobiernan Europa. Pero no seamos ingenuos, todo el proceso está dirigido y controlado desde el Consejo Europeo, bastión de funcionarios y gobiernos de los Estados nacionales. El problema de los españoles es que no sabemos el trabajo que han desarrollado nuestros funcionarios y políticos en los comités, las comisiones y grupos de trabajo del Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeo, y por ende, no conocemos los acuerdos firmados y a qué políticas nos obligan. Si ahondamos en el sistema político de la Unión Europea, tal vez descubramos las respuestas.

            Los Tratados de la Unión conceden a la sociedad civil participar en el proceso legislativo, esa misma legislación que regula la Unión Monetaria Europea, el Banco Central Europeo, la liberalización del mercado único, la desregularización del mercado laboral y los recortes del gasto público. La sociedad civil está compuesta por grupos de presión que ejercer la actividad de lobby ante las instituciones europeas para influir en una legislación que beneficie sus intereses. Se forman grupos de productores, empresarios, financieros, consumidores, sindicatos, ong´s, medioambientales… En el año 2000, había 2500 lobbies con oficina en Bruselas.

            Como es de esperar, los grupos mejor organizados y más influyentes son los que disponen de más recursos financieros, es decir los grupos de empresarios y financieros que representan a los holdings transnacionales. Con frecuencia, directivos de estos lobbies se reúnen con funcionarios y políticos del Consejo y de la Comisión, y con eurodiputados individuales para “sugerir información” sobre proyectos y enmiendas legislativos. Algunos críticos pensamos que también financian partidos políticos y ofrecen cargos bien remunerados en multinacionales, para después de la carrera política, a todos aquéllos dispuestos a escuchar sus peticiones y hacerlas realidad. Para compensar esta superioridad de los lobbies empresariales, los Tratados reconocen la financiación de los grupos, cuya defensa son intereses difusos y públicos, tales como sindicatos, consumidores, ong´s, ecologistas… Flaco favor, es dejar vía libre a los lobbies empresariales y justificar su participación en la legislación europea. Estos lobbies subvencionados están más atentos en agradar a la Comisión que en plantear problemas: las subvenciones salen del presupuesto de la Comisión Europea, que es la que redacta los proyectos legislativos.

            La política de la Unión Europea no está improvisada, está consensuada y aprobada por los 27 Estados miembros, y como en todo sistema político, produce ganadores y perdedores. Actualmente, la mayoría política en las instituciones europeas la tiene el centro derecha, y es normal que se legislen políticas neoliberales. Lo desconcertante es, que cuando la mayoría ha estado en manos del centro izquierda, los lobbies empresariales han sido igual de influyentes. Claro que estos grupos están en Bruselas desde 1958 “construyendo el mercado único a su medida”. El mayor lobby empresarial en Bruselas es la Mesa Redonda de Industriales. Aproximadamente la mitad de los miembros de este lobby están entre las 100 mayores multinacionales de todo el mundo. Por tanto, la dependencia de las economías nacionales de los mercados privados para su financiación, tampoco es casual.

            Los altos funcionarios y políticos que nos han representado en Europa desde 1986 son los culpables del hundimiento de nuestro estado del bienestar. Aceptaron un traspaso de competencias de los Bancos Centrales Nacionales hacia el Banco Central Europeo incompleto, dejando la tradicional financiación de los Estados en manos de los mercados privados. Los Estados ganadores tienen financiación barata, salarios mínimos de 1800 euros, jubilación a los 60 años y desempleo del 6%. Los Estados perdedores, para conseguir financiación, deben aceptar los recortes impuestos por las políticas neoliberales. La abundante financiación, fácil y barata que hubo hasta hace poco, era como un caramelo, un caramelo relleno de cocaína. Y los recortes y sacrificios aun son mayores en caso de rescate de la economía.

            ¡Qué casualidad!, los Estados perdedores somos los del Sur. ¿No será culpa de algún gen corrupto exclusivo de los vividores del Sur? Necesitamos con urgencia una regeneración moral desde el simple ciudadano de a pie, hasta el mismísimo Jefe de Estado.

Fdo.; Luis Perant Fernández







LA POBREZA EN ESPAÑA ES UNA REALIDAD
REBÉLATE  CONTRA LOS "MALOS GOBERNANTES"